Pamela Villarruel es una joven de Leones, provincia de Córdoba, Argentina, que quedó embarazada por primera vez a los 13 años de quien creía que era el amor de su vida. A los 14 años dio a luz y su novio se separó de ella, con quien tuvo otra relación. Poco después, volvió a quedar embarazada y tuvo trillizos.
A los 16 volvió a ser madre, nuevamente trillizos de otro hombre y sucedió la misma historia. El padre tampoco se responsabilizó de ayudarla con su educación ya pesar de que todos los hombres que tenían relaciones con Pamela eran mayores de edad.
Aunque no era legal en Argentina, pero no hizo nada al respecto. La situación de la joven se volvió cada vez más precaria, tuvo que asumir la responsabilidad exclusiva de satisfacer las necesidades de todos y velar por su salud y bienestar con muy pocos recursos económicos.
A los 17, Pamela era madre de 7 y tuvo una nueva relación sentimental que terminó porque no se entendían. Los padres de los hijos de esta adolescente, un niño y seis niñas, no tienen relación con ella ni con sus hijos. Las autoridades de su comunidad le han asignado una casa con terreno para que pueda proporcionar a sus hijos una vivienda digna.
Sin embargo, Pamela y su familia viven en una situación de pobreza, ella trabaja duro para alimentar a sus hijos.
Algunas personas han expresado su solidaridad con su situación y le han enviado donaciones para ayudar a criar a los siete niños.
Aunque algunos la han condenado y aseguran que lo que está viviendo es consecuencia de su negligencia al no utilizar un método anticonceptivo por el riesgo de tener un embarazo no planeado y no tener la capacidad de asumir el compromiso que se requiere para criar a un hijo.
La madre de Pamela dice que después de que nacieron los otros trillizos, el gobierno de los Leones les ofreció más ayuda y asistencia.
Además de la vivienda, le dan una pensión mensual y un suministro de pañales. Dijo a los medios que firmó un permiso con Pamela para que la menor se sometiera a una cirugía de esterilización, pero la ley solo estipula que debe someterse a este procedimiento cuando cumpla 21 años. Pamela explicó:
“Seguimos como podemos, con mucho esfuerzo, con algunas dificultades, pero siempre trato de dar a mis hijos lo que necesitan, aunque no siempre podamos”.
La situación de esta adolescente ha dado mucho de qué hablar en las redes, algunos admiran su capacidad para afrontar su situación y salir adelante.
Mientras que otros argumentan que debería haber sido más consciente de la responsabilidad de tener una familia. Esperamos que la joven madre pueda responder a las necesidades de todos los niños y que ellos puedan crecer en un ambiente seguro, ser amados, protegidos y donde garanticen su salud física y emocional. Comparte este caso.