Los niños se enojan, frustran e irritan. Eso es normal Todavía son pequeños y las áreas del cerebro responsables de la regulación emocional no se han desarrollado lo suficiente.
También es común que luchen con sus hermanos y surjan conflictos. En todas estas situaciones, la “mesa de la paz” es un recurso perfecto para enseñarles a resolver conflictos, ya sean externos o internos, de manera asertiva.
¿Qué es la mesa de la paz?
La mesa de la paz es una técnica para ayudar a los niños a resolver los conflictos antes de que las emociones se desboquen.
Se trata de una mesa pequeña con sillas para cada uno de los niños, encima de la cual debes colocar algunos elementos, cada uno con una función diferente:
Reloj de arena de al menos un minuto de duración, para que los niños se relajen mientras ven caer los granos de arena. Además, lo usarán como un indicador para dar vuelta la palabra al otro.
Un objeto relajante, como una pelota antiestrés, para que los niños lo pasen cada vez que hablan y sirvan para calmarlos.
Un objeto de paz, como un corazón de goma o plástico, una pequeña planta o un juguete que activa la idea de paz.
Una campana o timbre como un niño sonará mientras resuelven el conflicto.
Otra alternativa más interesante es el palo de lluvia, un tubo largo lleno de semillas que imita el sonido del agua que cae y que también tiene una función relajante porque requiere movimientos lentos y pausado.
Vale la pena señalar que la mesa de la paz no es solo una técnica válida para resolver conflictos interpersonales, sino también conflictos internos.
Si el niño se siente nervioso, enojado o frustrado, puede usar la mesa de la paz como refugio para identificar cómo se siente y se calma.
En ese caso, será útil tener un libro como “El monstruo de los colores”, ideal para niños pequeños, ya que asocia un color con cada emoción. En el caso de los niños mayores, “emocional” es un libro más apropiado porque cubre muchos estados emocionales y los acompaña con imágenes.
¿Cómo se usa la Mesa de la Paz?
Sobre todo, es importante que el niño no se sienta obligado a sentarse en la Mesa de la Paz, ya que lo percibirá como un castigo y, en lugar de relajarse, es probable que se enoje y se frustre más.
Puede decir: “Esta es la Mesa de la Paz, puede usarla cuando se sienta triste, abrumado o enojado. Vienes a la mesa, te sientas y ves caer los granos de arena. Cuando alguien está sentado en una mesa, no debe ser molestado
Una vez que su hijo se haya familiarizado con la mesa para resolver sus conflictos internos, puede usarla para resolver conflictos interpersonales.
En ese caso, puede invitar a su hermano pequeño a la mesa y darle el objeto de la paz, como símbolo de buena voluntad para resolver el conflicto.
La idea es que los niños se sienten a la mesa y expresen cómo se sienten y respeten el giro de la conversación. Puede usar el reloj de arena para marcar la hora y darle al niño que habla la pelota del estrés. Cuando termine su turno, debe dárselo al otro niño.
Si son pequeños, un adulto debe actuar como mediador. De hecho, es conveniente que inicialmente medie la conversación para que los niños no terminen en actitudes acusatorias sino que aprendan a concentrarse en encontrar soluciones.
Tenga en cuenta que los adultos no deben actuar como jueces sino como simples mediadores para que los niños encuentren la solución por sí mismos.
Sin embargo, puede proponer una serie de reglas, tales como: no gritar, no golpear, no ofender, no interrumpir y no burlarse del otro.
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