Cuando una mujer está embarazada, la alegría se acumula en su corazón, solo piensa en el ser que lleva en su vientre. Pero a veces las cosas se salen de control, la felicidad se convierte en tragedia.
Cómo la vivío una joven californiana cuando su angelito se fue lo más temprano para el cielo.
Nohely Mota durante las primeras semanas de su embarazo
Nohely Mota, una niña de 20 años que trabaja en el almacén de Pomona, California, y su esposo Kevin de 22 años, que trabajaba como camionero, estaban felices desde el momento en que supieron que serían padres.
Lo había intentado durante seis meses, y ahora era una realidad. Le dijeron a sus familiares y amigos y comenzaron a prepararse para recibir a su hija.
Las ecografías revelaron que se trataba de una niña.
Se cuidó más que nunca para que su embarazo estuviera bien. Pero cuando tenía solo tres meses de embarazo, se despertó en medio de la noche con ganas de ir al baño y se dio cuenta de que estaba sangrando.
Llamó a Kevin, que trabajaba afuera, y su madre Bernarda, rápidamente acompañó a su esposa al médico.
La hemorragia disminuyó, la pareja creyó que todo había pasado. Una semana después, se les realizó un ultrasonido y se observó que el bebé tenía el estómago agrandado.
En dos semanas, comenzó a sangrar nuevamente, pero ahora más, y con calambres estomacales.
La llevaron al hospital de emergencia. Nada podría explicar la horrible sensación que experimentó cuando sintió un pequeño pie de su bebé entre sus piernas.
Los médicos realizaron una cesárea de emergencia. La situación era crítica, y no podían esperar a que se aplicara la anestesia.
“No podía entender lo que estaba sucediendo. Desesperadamente anhelaba estar equivocado. Se sentía como si estuviera viviendo una pesadilla”, dijo el atribulado padre.
Nada se pudo hacer para salvar al bebé, Leylah Aubrielle Mota, partió pocos minutos después de la intervención.
“Sentí tres cortes en mi estómago. Fue el peor dolor físico que jamás haya sentido. Afortunadamente, todo se volvió negro”, dijo la adolorida mujer.
Leylah Aubrielle nació el 18 de julio, apenas pesaba una libra, los padres devastados acunaron a su hija en sus brazos y tomaron fotos muy conmovedoras mientras acompañaban al bebé sin vida.
“No podía comprender lo que estaba sucediendo, me culpé a mí misma, Seguía pensando en todas las cosas que podría haber hecho mal durante el embarazo, pero no había nada que pudiéramos hacer “, dijo la triste madre.
“No le deseo esto a nadie. Es el peor dolor imaginable. Pero hemos recibido muchos mensajes de apoyo y de personas que han pasado por lo mismo”, aseguró el padre.
La pequeña Leylah Aubrielle es un angelito que no sufre. Tus padres deben estar tranquilos, porque hicieron todo lo posible.
El amor por su bebé debe darles la fuerza para continuar, llevando siempre en sus corazones el inmenso amor por su pequeña.
Por favor Comparte esta dramática historia con toda tu familia y amigos.